(9 a.C. – 65 d.C)
Estatua de Séneca en Córdoba.
Nació en Córdoba; era hijo de
Marco Aneo Séneca, llamado el Retórico, hombre culto, historiador y teórico de
la elocuencia.
Muy de niño fue llevado a Roma,
donde recibió la educación más completa. Con partículas interés siguió las
lecciones de filósofos eminentes y se sintió atraído por la doctrina estoica.
Pronto triunfó como abogado y disfrutó del aprecio de la sociedad culta de Roma.
Al comienzo del reinado de
Claudio, por instigación de Mesalina, quien lo acusó de adulterio con una hija
de Germánico, fue desterrado a Córcega en el año 41. Aquí buscó refugio en el
estudio de la filosofía.
Agripina, la nueva esposa de
Claudio, lo hizo regresar para confiarle la formación de su hijo, el futuro
emperador Nerón.
Nerón empezó a reinar en 54 bajo
el cuidado de sus preceptores Séneca y Burro. Pronto, sin embargo, los vicios
del emperador se empezaron a manifestar y los crímenes se fueron sucediendo (asesinatos
de Británico, Agripina, Octavia); Burro murió; el filósofo se apartó de la
corte, bajo el pretexto de mala salud y se dedicó a la redacción de sus
trabajos filosóficos.
Berón sospechaba que Séneca
reprobada su conducta, y además codiciaba la inmensa fortuna del filósofo. Éste
fue acusado de complicidad en la conspiración de Pisón y, por orden del
emperador, se dio muerte, abriéndose las venas el año 65.
El suicidio de Séneca, en la Crónica de Núremberg, publicada en 1493.
Sus obras son las siguientes:
Ensayos y tratados: Sobre la
providencia, Sobre la constancia del sabio, Sobre la ira, Consolación a Marcia,
Sobre la vida feliz, Sobre el ocio, De la tranquilidad del ánimo, Sobre la
brevedad de la vida, Consolación a Polibio, Consolación a Helvia, Sobre la
clemencia, Sobre los beneficios, Cuestiones naturales, Cartas a Lucilio.
Sátiras: Apokolocynthosis (acerca
de la muerte y apoteosis del emperador Claudio).
Tragedias: Hércules furioso, Las troyanas,
Las fenicias, Medea, Fedra, Edipo, Agamemnón, Tiestes, Eteo.
Séneca representa al hombre
preocupado por encontrar una finalidad y una explicación a su vida, y en lucha
constante por alcanzar la perfección.
Sus tratados y cartas revelan la
lucha íntima de su alma contra sus propias debilidades y los acontecimientos
del mundo exterior. Su prosa es incisiva y deslumbrante, muy alejada de los
periodos amplios y rotundos de Cicerón o Tito Livio.
Luca Giordano, La muerte de Séneca (1684).
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