lunes, 3 de diciembre de 2012

SÉNECA

(9 a.C. – 65 d.C)


Estatua de Séneca en Córdoba.

 Nació en Córdoba; era hijo de Marco Aneo Séneca, llamado el Retórico, hombre culto, historiador y teórico de la elocuencia.
Muy de niño fue llevado a Roma, donde recibió la educación más completa. Con partículas interés siguió las lecciones de filósofos eminentes y se sintió atraído por la doctrina estoica. Pronto triunfó como abogado y disfrutó del aprecio de la sociedad culta de Roma.
Al comienzo del reinado de Claudio, por instigación de Mesalina, quien lo acusó de adulterio con una hija de Germánico, fue desterrado a Córcega en el año 41. Aquí buscó refugio en el estudio de la filosofía.
Agripina, la nueva esposa de Claudio, lo hizo regresar para confiarle la formación de su hijo, el futuro emperador Nerón.
Nerón empezó a reinar en 54 bajo el cuidado de sus preceptores Séneca y Burro. Pronto, sin embargo, los vicios del emperador se empezaron a manifestar y los crímenes se fueron sucediendo (asesinatos de Británico, Agripina, Octavia); Burro murió; el filósofo se apartó de la corte, bajo el pretexto de mala salud y se dedicó a la redacción de sus trabajos filosóficos.
Berón sospechaba que Séneca reprobada su conducta, y además codiciaba la inmensa fortuna del filósofo. Éste fue acusado de complicidad en la conspiración de Pisón y, por orden del emperador, se dio muerte, abriéndose las venas el año 65.

 El suicidio de Séneca, en la Crónica de Núremberg, publicada en 1493.

Sus obras son las siguientes:
Ensayos y tratados: Sobre la providencia, Sobre la constancia del sabio, Sobre la ira, Consolación a Marcia, Sobre la vida feliz, Sobre el ocio, De la tranquilidad del ánimo, Sobre la brevedad de la vida, Consolación a Polibio, Consolación a Helvia, Sobre la clemencia, Sobre los beneficios, Cuestiones naturales, Cartas a Lucilio.
Sátiras: Apokolocynthosis (acerca de la muerte y apoteosis del emperador Claudio).
Tragedias: Hércules furioso, Las troyanas, Las fenicias, Medea, Fedra, Edipo, Agamemnón, Tiestes, Eteo.
Séneca representa al hombre preocupado por encontrar una finalidad y una explicación a su vida, y en lucha constante por alcanzar la perfección.
Sus tratados y cartas revelan la lucha íntima de su alma contra sus propias debilidades y los acontecimientos del mundo exterior. Su prosa es incisiva y deslumbrante, muy alejada de los periodos amplios y rotundos de Cicerón o Tito Livio.
Luca Giordano, La muerte de Séneca (1684).

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