domingo, 2 de diciembre de 2012

Casi un himno nacional, La Eneida.



La literatura tiene una importancia fundamental en la historia y cultura de un pueblo. Es forjadora de una identidad propia y muchas veces motivo de orgullo patriótico. Es también un significativo elemento de unión, para todo grupo de personas que se sienten ligadas entre sí por elementos que tienen en común; tales como el territorio, el idioma, las costumbres, tradiciones, religión y por supuesto, las artes. Historia y literatura, si bien son dos disciplinas muy distintas, están estrechamente relacionadas, casi se podría afirmar que todo lo relevante que acontece en una época histórica, es retratado en obras literarias. 
Durante los años 27 a.C -14 d.C, Roma logró sobrevivir a la crisis que la había aquejado durante prácticamente un siglo, y no sólo eso, sino que además fue una época de esplendor y de gloria, en donde el Imperio alcanzó su máximo apogeo. Dicha grandeza, coincide con un periodo en el que la literatura romana encuentra a sus más grandes exponentes, tales como Virgilio, Ovidio y Horacio, quienes con sus obras lograron que esos años dorados quedaran plasmados en historia de Roma y que además fueran recordados como los más grandiosos de esa civilización. Virgilio escribió una gran epopeya, La Eneida, en donde al relatar los orígenes de Roma, confirma y acentúa su grandeza. 
A grandes rasgos, La Eneida relata la fundación de Roma y sus orígenes. El personaje principal, Eneas, es un héroe troyano muy valiente y piadoso (virtudes sumamente valoradas por la civilización romana), que había participado en la guerra de Troya, hijo de Anquises y de la diosa Venus. Al narrar los orígenes de Roma −a los que Virgilio le atribuye un carácter divino, pues Eneas desciende de los dioses−  la ciudad queda inmortalizada. Con esta epopeya, Roma tiene así su propia historia heroica, y al ligar sus orígenes con la divinidad, se explica por qué esta civilización es el gran centro y eje de su época.
Tomando como punto inicial la guerra de Troya, Virgilio vincula además el pasado de Roma con el de Grecia, y por lo tanto, con la tradición griega. Esta relación es importante porque los romanos, admiraban la cultura griega en muchos de sus aspectos, e implica además, una conexión con los grandes poemas épicos de la Ilíada y la Odisea.

Atiende pues contarte he extensamente el gran linaje y descensión troyana, y la gloria que espera y cuanta gente producirá en tierra italiana: ilustres almas que perpetuamente harán nuestra familia fama y ufana (…) Tendrá la Gran ciudad de gloria llena, por ser madre de gente tan famosa, siete altos y fortísimos collados de muro inexpugnable rodeados”.

Vemos aquí claramente una alusión a las siete colinas de Roma y a la gloria que tendrá la ciudad gracias a sus ilustres habitantes. Y en la parte final del libro VIII, Virgilio relata un episodio bastante significativo, en donde la madre de Eneas le entrega un escudo en el cual están grabados los hechos más importantes de la historia romana:

Aquesto todo contemplaba Eneas maravillado en el insigne escudo, don de su madre y obra de Vulcano y, aunque ignorante de lo que el entalle daba a entender, tomaba extraño gusto solo mirando la pintura muda y alzando al hombro el nombre y fama de Hados de sus claros e ilustres descendientes”.

Eneas se echa al hombro el escudo, y eso simboliza que es él quien carga con la historia del pueblo romano.
La leyenda de Eneas ya existía, no fue un invento de Virgilio. Pero él logró narrarla y dotarla de una forma tal, que la epopeya del héroe troyano pasó a ser un elemento de identidad cultural importantísimo para los contemporáneos del escritor y para las generaciones posteriores.
Cuando La Eneida aún no estaba terminada, Propercio, otro gran literato de la época afirmaba el nacimiento de una obra más grande que la Iliada. Con estos gloriosos orígenes los romanos confirman su hegemonía y poderío, justo en un momento de máximo esplendor; el Principado de Augusto. Gracias a su genialidad política logró mantener las instituciones republicanas y pudo restaurar el orden. La gloria de Roma que había peligrado en los últimos años, no sólo perduró mucho tiempo más, sino que fue incluso mayor. Incluso cabe mencionar que el emperador sí tuvo gran interés en la epopeya de Virgilio. Él mismo se preocupó de que se llevara a cabo e insistió en su redacción. 
            Vemos entonces cómo este poema de gran envergadura, no sólo es una pieza literaria de mucho valor, sino que además forma parte de la cultura de un pueblo y vincula su historia con un pasado grandioso, Virgilio, denotando siempre un patriotismo casi divino como la misma concepción de su patria, exalta con toda nobleza en esta epopeya al gran Imperio romano.


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Virgilio, Eneida. Editorial Origen, México, 1983, 302pp.

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