Su origen (el del Centauro) para algunos, se remonta a Ixico rey de
Tesalia quien al ver su reino aterrorizado por unos toros bravos, ofreció una
recompensa a quienes fueran capaces de destruirlos. Una "raza de hombres
llamados centauros" cogieron los toros, los mataron y se quedaron a vivir
en cuevas localizadas en el Monte Pelion.
Más explicativo es Píndaro en su Pítica Segunda
cuando narra el origen de los centauros y los hace descendientes de Ixión
(quien “por orden de los dioses (...) extendido sobre la rueda que lo arrastra
en su rápido girar, no cesa de repetir a los mortales: “Pensad en pagar a
vuestros bienhechores con una generosa
correspondencia” .). De Ixión y Nefele (La Nube ) nació Centauro un hijo “tan soberbio como
su padre”, las Gracias no ayudaron en el parto y por eso fue odiado por los
hombres. Dice Píndaro que, más tarde “se unió en los Valles del Pelion con las
yeguas de Tracia, y de este himeneo nació una raza monstruosa, a la vez
parecida a su padre por la parte alta de su cuerpo, y a su madre por la parte
baja” (Cfr. Pítica Segunda)
Míticamente en Grecia, el Centauro fue pensado
como un ser inteligente pero con instinto animal y brutal, sensuales y
primitivos; consumidores de carne cruda y cazadores que utilizaban palos y
piedras para hacerlo. En la tradición estuvieron enfrentados a la tribu Lapita.
Se les consideraba animales salvajes de pelo erizado que habitaban las montañas
de Tesalia -en el Monte Ossa– según se afirma en la Iliada ; con una gran
facilidad para embriagarse y luego raptar doncellas; a propósito de su
embriaguez, Píndaro el poeta lírico griego escribió:
“Cuando los Centauros conocieron el poder
oculto del vino dulce como la miel, domador de los hombres, rechazaron de sus
mesas la leche blanca, se apresuraron a beber el vino en los cuernos de plata,
y perdieron la razón”
Solamente
Quirón y Folo escaparán a la naturaleza salvaje propia de los Centauros: serán
apacibles y hospitalarios con los humanos
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